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Jugar una partida de ajedrez es pensar, elaborar planes y también tener una pizca de fantasía. Es lo que decía un famoso especialista de ajedrez, David Bronstein, sobre su deporte favorito. En San Cernin, el ajedrez siempre ha sido una de las actividades más mimadas por el club, y una de los deportes con más tradición y solera. Tomás Sánchez es el responsable de coordinar la sección dentro del club y de supervisar que todos los chavales que se apuntan conozcan de cerca el ajedrez y tengan todos los medios disponibles a su alcance. "En el parvulario sobre todo nos dirigimos a los alumnos de sexto y séptimo de Primaria, y en el colegio de los mayores estamos centrados en tercero y cuarto. La actividad es un poco escasa porque sólo se da un día a la semana, pero intentamos aprovecharla bien. Básicamente lo que intentamos es un acercamiento al ajedrez, a las normas y movimientos básicos para entender el juego", explica Sánchez.
El ajedrez es un deporte peculiar, especial. No fomenta ni desarrolla las habilidades físicias o motoras, sino que va más allá. "El ajedrez fomenta mucho la atención, la concentración, la memoria visual y espacial. Para que te hagas una idea de en qué medida es un deporte que desarrolla las capacidades intelectuales de cada uno, hace mes o mes y medio leí publicado en la prensa un estudio que demostraba los beneficios del ajedrez para combatir el alzheimer, aunque eso es algo que ahora nos queda muy lejos, pero es significativo. Cada vez hay más estudios que consideran al ajedrez como algo más que un juego. En la escuela sobre todo trabajamos la atención y la toma de decisiones. A cada segundo el jugador tiene que estar tomando decisiones, y no hay una única decisión buena. La relación causa-efecto es algo que se ve muy bien en el ajedrez", explica Sánchez.
Así como el resto de deportes permiten a los más jóvenes desahogarse con el trabajo físico y liberar así gran parte de su energía, en el ajedrez es preciso canalizarla de otra forma. "Tenemos que buscar otras actividades de colorear y cosas así, porque es una actividad que se desarrolla en horario de comedor y lo que pretendemos también es romper un poco la dinámica de aula. A fin de cuentas nosotros seguimos estando en un aula y sentados y está claro que el ajedrez es lo que es, pero intentamos de alguna manera romper con la monotonía y buscar soluciones para que la actividad sea lo más atractiva posible. Intentamos buscarle la vuelta con otro tipo de juegos", comenta el responsable de la sección.
En los inicios el ajedrez es una actividad que se puede compaginar fácilmente con cualquier otro deporte. Sin embargo, conforme se va avanzando y el nivel va subiendo es preciso concentrarse plenamente en él. "Nosotros en el colegio intentamos no mirar tanto el lado competitivo y sí que el ajedrez en edades pequeñas es posible compaginarlo con otros deportes. El problema llega más adelante, porque en quinto o sexto hay que plantearse elegir un poco y meter más horas si uno quiere llegar a ser un buen jugador. Al final el ajedrez es un deporte que exige horas", dice Sánchez.
A pesar de todo Sánchez defiende que quien se acerca al ajedrez acaba enganchado, fascinado, por él. "Lo más importante es que si se acercan se lo van a pasar bien. Hace falta que el ajedrez lo vean. Si en casa hay un tablero y además de coger polvo de vez en cuando se utiliza, a los chicos les va a gustar.Pero es importante que esta afición se vea tambén en casa", defiende.
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