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Roberto Dezzutto es una de esas personas que se hacen querer. A sus 64 años este argentino nacido en Rosario lleva tres como conserje del club encargándose de tener todas las instalaciones y el material a punto y, sobre todo, conviviendo con los chavales día y noche. Los conoce casi como si fuesen sus hijos. "Vine al colegio hace tras años gracias a la recomendación de un amigo", relata Roberto. "Hablé con Félix y vieron que podía ser una persona útil y aquí estoy. No me puedo quejar porque estoy muy bien. La gente es agradable. Los jóvenes a veces te dan algunos problemas, pero son pocos y en general me llevo muy bien con todos".
La paciencia es sin duda una de las virtudes que debe tener alguien cuyo trabajo consiste en estar rodeado de jóvenes de todas las edades. "Nosotros los sudamericanos somos bastante pacientes, y yo todavía soy más paciente que el resto. Entiendo que son críos y que tienen que adaptarse a un montón de circunstancias. Hay veces que sí te sacan un poco de quicio, pero les llamas al orden y ya está", cuenta Roberto.
"Mi trabajo consiste en ir de un lado para otro para atender toda una serie de cosas inherentes a esto, abrir vestuarios, llevar balones, estar pendiente de todo el material, atender los problemas de actas que puede haber, en definitiva mantener un poco el orden por aquí", explica Roberto. Sin embargo, para él es un trabajo llevadero. "En general hay buen ambiente en este colegio. Si alguna vez tienes algún problema con algún chaval, hablando con ellos lo entienden. A veces hay que repetir las cosas o machacarlas un poco, pero eso ya se sabe porque yo tuve hijos y a mí también me daban trabajo. Pero los chicos son educados aquí", asegura Roberto, que es especialmente querido por las niñas, a las que les gusta su acento. "Muchas veces me tiran de la lengua para que hable con mi acento o me piden que les enseñe a hablar así.Y eso que a veces trato de evitar algunas palabras que sé que no se van a entender muy bien. Pero el acento no es algo impostado, es lo que mamas desde crío. Es verdad que a veces me preguntan por qué las chicas me quieren tanto. Yo les digo que es porque las trato muy bien. Si uno les trata bien y les pide su colaboración acaban por prestársela", explica Dezzutto.
A su juicio, los niños españoles se parecen bastante a los argentinos. "Hay una cierta semejanza. Hace tiempo que no voy por Argentina y no sé hasta que punto han podido perder el rumbo por allá, pero más o menos las mismas cosas que ocurrían allí ocurren aquí, especialmente las travesuras. Yo allí vi un montón de cosas que no me extraña que aquí las hagan. Yo a veces me planteo cómo habré sido cuando tenía esa edad", indica Roberto.
Roberto, padre de un hijo de 39 años que vive en Argentina y de una hija de 35 que vive en Navarra, llegó a Pamplona hace 12 años. ¿Qué lleva a un argentino a recalar en España con 52 años? "Vine a través de un amigo navarro. Es una larga historia. Éramos amigos desde hace años. Él tenía una imprenta y yo le mandaba algunos trabajos y acabamos por hacernos amigos. Él se volvió aquí con su familia y me dijo que viniese.Vine para seis meses con un precontrato con una empresa de impermeabilizaciones. Pero me volvi porque no salieron los papeles para el contrato, tenía cosas en Argentina y me marché. En el 96 ya hice todos los trámites en regla, me vine y aquí estoy", cuenta Roberto, que escogió Navarra por varios motivos. "Yo tenía una tía navarra casada con un hermano de mi padre. Ellos vivían en Buenos Aires y venían a Rosario para celebrar los Sanfermines en el centro navarro de Rosario, que es donde mejor se festejaban. Ahí empezó mi relación con Navarra. Luego hice bastantes amigos del centro navarro de Rosario y también tenía muchos vecinos navarros o decendientes de navarros", comenta.
Después de 12 años fuera de su tierra, Roberto la echa de menos."Uno siempre extraña cosas de su país. Si uno viene de joven se habitúa más fácil, pero burro viejo no cambia el paso", asegura. Una de las cosas que más echa de menos es el clima, mucho más benévolo en Rosario, una ciudad situada en similar latitud al norte de Marruecos. "Yo soy de zona cálida y el frío y la lluvia son lo peor de vivir aquí. Yo vengo de zona cálida donde hace frío dos meses, sin embargo aquí el invierno es muy largo. Es una de las cosas que extraño".
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