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Miguel Irañeta, uno de los fundadores del Club Deportivo San Cernin, recibió ayer de manos del presidente, Pablo Buena, la insignia de oro y brillantes de nuestro club. Irañeta era director del Departamento de Educación Física en el colegio cuando se puso en marcha el club gracias a su impulso y el de otras personas que, como él, se implicaron para convertir en realidad lo que entonces era un sueño. Irañeta, que recibió la insignia durante la celebración de la tradicional fiesta del colegio, se une así a la lista de personas que ya tienen esta distinción. Antes que él la recibieron los baloncestistas Álex y Txemi Urtasun, el futbolista César Azpilicueta y el atleta Javier Fernández.

Después del acto de entrega Miguel Irañeta atendió unos minutos a la web del club para repasar lo que ha dado de si el deporte en San Cernin desde que en 1982 comenzó a andar el club.

¿Por qué surgió el club hace 28 años?

Había que crear un club porque si no no nos daban subvenciones. Se lo planteé a José Miguel Ruiz, que entonces era director del colegio, y él me dio el visto bueno y tengo que decir que siempre nos ha apoyado, en los momentos buenos y también en los malos. Buscamos entonces una serie de deportes que resultasen atractivos para la gente y pensamos en el atletismo como el deporte rey, el fútbol como el deporte que más gente mueve, el baloncesto porque es mi debilidad y creo que es muy educativo y en el ajedrez como un deporte diferente y porque teníamos un gran personaje que era Alberto Cervantes. Y empezamos ahí.

¿Por qué el CD San Cernin es diferente?

En primer lugar por la dependencia del centro. El centro se volcó a través de José Miguel y conseguimos que el colegio participase con una aportación económica. Piensa que entonces no teníamos instalaciones porque estábamos en El Huerto. Cuando empezamos ningún colegio aportaba dinero de manera seria para que el deporte escolar saliera adelante.Otra gran diferencia es que en otros colegios había baloncesto y había atletismo, pero tenían directivas diferentes y no tenían nada que ver aunque tuviesen el mismo nombre. Aquí todo tiene una junta común aunque sea atletismo o sea baloncesto. Era un modelo de club tipo San Juan, tipo Oberena, tipo Anaitasuna, en el cual no había diferencia. Eso lo que provoca es una gran unión entre todos.

¿Los primeros años fueron los más complicados?

Los primeros fueron complicados, sí, pero había mucha ilusión y gente que se quiso sumar. No había nada y alquilábamos Larrabide para el atletismo, polideportivos para el baloncesto... Había que hacer un desembolso económico y una parte proporcional recaía en los cooperativistas a través del colegio. Eso fue importante.

¿Ver que aquello sigue adelante 28 años después hace que te sientas orgulloso?

Sí. He visto aparecer y desaparecer secciones de diferentes colegios de Pamplona habitualmente. Y esto sigue. No ha aparecido o desaparecido nada, ni el club, que es lo importante.

Hoy en día se mantiene la esencia de entonces con baloncesto, fútbol, ajedrez y atletismo como pilares de la actividad deportiva.

Sí. Yo sigo mucho lo que se hace en el club, no te voy a decir que es como un hijo porque eso es algo muy serio, pero es parte de mi vida y he puesto mucho interés. Por eso cuando veo que meten el tema del esquí, que tienen ocupados todos los fines de semana de febrero y que se hacen cosas en Zuasti y que tienen un programa de natación muy serio, pues se ve que no sólo se está haciendo lo mismo sino que se hacen otras cosas también y se crece. Cuando veo la web, que suelo consultarla habitualmente, pues me pongo al día y sigo a los equipos de baloncesto, a los de fútbol... No es por dar coba, pero la web es muy buena, la pena son los comentarios, que hay muy pocos y me gustaría que la gente se implicase un poco más porque merece la pena.

Hoy en día el club acoge a un número muy importante de jóvenes.

Mi ilusión es que hubiese una participación fuerte y lo conseguimos en su día y vemos que eso ahora sigue e incluso ha aumentado y que la gente en el colegio se sigue implicando en la organización y a los chavales les gusta y se mojan.

¿Qué futuro le ves al club y al modelo de club colegial en un mundo del deporte tan profesionalizado como el actual?

El club tiene muy claras las ideas y sabe perfectamente cuál es su techo. Yo cuando veo que se han firmado convenios con Unión Navarra Basket, con el Xota, con el Basket Navarra Club, etc. me parece que tiene perfectamente definido cuál es su techo. No se pueden crear falsas expectativas y el club lo tiene muy claro a dónde quiere llegar. Se trata de promocionar a mucha gente y al que es bueno darle una salida y eso el club lo hace maravillosamente. Abrirse a otras actividades que sean populares, pues ya te digo que sí, que adelante. Siempre que la vinculación con el colegio y el programa educativo funcione en los dos sitios, el futuro es impresionante.

¿Qué ha sentido cuando ha recibido la insignia del club y el aplauso y reconocimiento a su labor?

Lo que pasa es que yo no he hecho eso, somos muchos, Alberto Cervantes, Aurelio Lázaro o Francisco Pérez o Nicolás Vidaurreta, o tanta y tanta gente que han colaborado y han sumado. Ha habido gente que ha restado, sin lugar a dudas. También la ha habido, pero me quedo con gente que como José Miguel, por ejemplo, se peleaba por nosotros y nadie podía imaginar que tuviese relación con el club o el mundo del deporte. Para mí la insignia ha supuesto una gran alegría. Cuando me la ha entregado Pablo, actual presidente, ha hablado de la fidelidad, y la fidelidad en mi matrimonio y en mi vida personal pues es algo que tengo muy presente. Ha sido una satisfacción porque todos tenemos nuestro ego y te gusta que te reconozcan.