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Hacer deporte y divertirse. Es ésta la filosofía que inculca a sus alumnas la monitora de voleibol del CD San Cernin, Andreia Alves Evaristo (1974), una actividad que se estrena este año en el colegio. Y es que la demanda de un grupo de estudiantes, ilusionadas por la práctica de este deporte, motivó que se constituyera finalmente una Escuela de Voleibol para chicas de categoría infantil y cadete.
Jugadora profesional desde los 16 años, Alves vive el momento con enorme vitalidad y energía que contagia a sus jugadoras; disfrutando del momento y, por supuesto, del voleibol. Con su 1,90 de estatura y complexión fuerte, su pasión por el deporte se inició cuando apenas tenía 8 años. Tras practicar disciplinas como la natación, balonmano, atletismo y baloncesto, se centró en el voleibol para jugar de manera profesional primero en su natal Brasil, pero también recorriendo diversos equipos de Portugal e Italia hasta terminar en España, donde reside desde hace 7 años, 5 de ellos como jugadora en el Iruña Voley. Unos años en los que ha cosechado múltiples títulos y que ahora compagina también su faceta de entrenadora en clubes como Miravalles o el CD Ibararte de Zubiri, transmitiendo sus conocimientos a sus pupilas.
Sin duda, su impecable trayectoria deportiva ha reforzado esta iniciativa que hasta la fecha goza de una gran acogida. A continuación, hablamos con ella, quien nos cuenta cómo ha sido su adaptación al equipo y las principales metas que se plantea en su debut en el CD San Cernin.
¿Con qué equipo te has encontrado?
Es cierto que es el primer año que se ofrece voleibol femenino en el colegio, pero a algunas de las componentes del equipo ya las conocía anteriormente, puesto que les entrenaba en el equipo del Iruña Voley. Además, este deporte se ha ido implantando poco a poco en los colegios y así ya poseen una base en lo que a técnica se refiere, gracias a la actividad de multideporte dentro de la propia asignatura de Educación Física.
¿Quiénes forman el equipo?
El equipo ha arrancado con un total de 11 jugadoras de 14 años. Son amigas y de momento tenemos este equipo femenino en categoría infantil.
¿Cómo ha sido la acogida mutua de la actividad?
Muy buena, puesto que la iniciativa partió desde las propias estudiantes que demandaban la práctica del voleibol. Entrenamos dos días a la semana (lunes y jueves de 18:30 a 19:45 horas). Además, este curso no vamos a competir, queremos coger rodaje de cara al año que viene.
¿Y cómo les ves a ellas?
Muy bien. Estoy muy contenta con el grupo y vienen fieles a todos los entrenamientos. Está claro que vienen llenas de ilusión.
¿Qué les aportas tú?
Lo primero que hay que plantearse al hacer una actividad es que las chicas no se aburran, que estén a gusto y, poco a poco, ir introduciendo la competición. No es mi intención asustarlas y les inculco la filosofía de que vienen a divertirse, pasárselo bien, a jugar, hacer deporte y después, ya vendrá la competición, no hay prisa. Exige mucho compromiso y es complicado. No obstante, jugaremos partidos amistosos, de modo que puedan ver cómo es la competición y yo también observar cómo se comportan ellas en la pista.
Si una vez ya iniciada la temporada algunas niñas quieren incorporarse al equipo, ¿es posible?
Por supuesto, lo pueden hacer en cualquier momento. De hecho, invitamos a todas a que vengan a ver los entrenamientos y en qué consiste el voleibol.
¿Qué consejos darías a quienes se incorporan a este deporte?
Que si se aburren haciendo deporte, van por mal camino. El deporte no profesional es pasárselo bien, no agobiarse, divertirse y salir con la mente despejada. El deporte nunca debe ser sufrimiento.
¿Por qué te decantaste por el voleibol?
Cuando estaba en el colegio yo practicaba natación a los 8 años, especialmente por la espalda que me lo recomendó el médico, pero también hacía balonmano, atletismo y baloncesto. Ya desde mi etapa escolar participaba en las ligas colegiales que si vas despuntando consigues becas para jugar y estudiar. Yo pensaba que me dedicaría al baloncesto, pero me llamaron desde un Club y tras hacer una prueba para voleibol, me seleccionaron. A partir de ahí me centré en este deporte y comencé con entrenamientos intensos.
¿Cómo recuerdas esos años?
Entrenábamos con horarios muy estrictos y nos exigían no bajar las notas, porque si no, nos quitaban la beca. Es cierto que es una mentalidad distinta, porque yo comencé con 16 años y vivía de esto a nivel profesional. La filosofía era entrenar y entrenar fuerte para ser titular, así cuanto más se trabaje, más posibilidades de recibir ofertas de clubes. Por tanto, empecé a tomar mayores responsabilidades al sobresalir y tras mi paso por Italia a los 22 años con un contrato de tres años, me fui después a Portugal y luego a España.
Una consolidada trayectoria, ¿Cuál podría ser la clave?
Exige mucho trabajo y esfuerzo, pero la clave es la disciplina. Puedes llegar a todo si tienes organización, si no, no consigues nada. Requiere también sacrificio, pero a su vez también es muy gratificante.
¿Cuáles serían tus cualidades sobre la cancha?
Se podría decir que era una gran rematadora en potencia.
¿Cómo se lleva vivir el deporte desde el punto de vista de entrenadora?
Bien, pero nunca había imaginado que sería entrenadora. Sin duda, la ilusión que ponen cuando alguna técnica les sale es muy gratificante y supone una gran satisfacción enseñar todo lo que sé a las niñas.
¿Es un deporte más bien físico o táctico?
No es un deporte de contacto. El esfuerzo es el de una sola persona. Antes quizá era un deporte más destinado a jugadores más fuertes físicamente, pero ahora no tanto, así que puede jugarlo cualquier persona. El ámbito táctico desarrolla el físico, precisamente con el tema de las posturas.
¿Qué beneficios tiene su práctica?
A nivel social ayuda, puesto que sus participantes pueden jugar entre amigas. Además de venir aquí para aprender y pasarlo bien, el voleibol mejora la coordinación, puesto que requiere movimientos rápidos, de reincorporación inmediata, rematar y volver.
¿Cuáles son los objetivos para esta temporada?
Mantener la filosofía de entrenar y a ver si para el próximo año entramos en la competición; así como que el voleibol crezca más en el colegio en todas las categorías.
¿Qué significa para ti el voleibol?
Sin duda, pasión; un trabajo de toda mi vida que ahora vivo desde otra perspectiva y que quiero transmitir ese entusiasmo que yo he tenido desde los 16 años.
¿Cómo te defines?
Cuando me decido a hacer algo, lo hago con pasión y tranquilidad. No soy una persona que grita y eso lo transmito a las jugadoras. Y es que no me gusta ver su cara de sufrimiento, quiero que se lo pasen bien, que disfruten del trabajo hecho, como el arquitecto que emplea mucho esfuerzo para construir la obra y luego la admira. Si el trabajo está hecho, tenemos que deleitarnos. La vida está hecha para disfrutarla.
Señalamientos 23-24 marzo
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